Al oeste de Roma (1986) es un libro que contiene dos relatos: Mi perro Idiota y La orgía. En Mi perro Idiota tenemos a Henry Molise, un hombre que antaño ostentó una fortuna estable y que vive en una holgada casa con su esposa, Harriet, y sus cuatro hijos: Denny, un aspirante a actor que quiere evadir la milicia, Dominic, quien ama a las mujeres negras por sobre cualquier otra mujer de otra raza, Jamie, el menos cargoso de todos, y Tania, enamorada de Rick Colp y totalmente desinteresada con respecto a su familia. Cada uno de estos engendros da pequeñas cuotas de preocupación a Molise, quien no hace más intentar escribir una novela –ya que según él los antiguos guíones que le dieron dinero no tienen ningún valor de estilo- al mismo tiempo que piensa en los hermosos lugares italianos que podría visitar para entregar la alegría necesaria con el fin de paliar su abulia. Esa misma alegría que rodeó a sus antepasados de claros ojos castaños. Mientras esto pasa, su esposa, por su lado, odia al nuevo perro que ha invadido la aparente tranquilidad del hogar, llamado Idiota por uno de los hijos del protagonista.
Pareciese que Idiota tiene tendencias homosexuales, pues se monta en cada hombre y perro que tiene a su paso, incluyendo a Colp, siendo indiferente frente a las perras. Probablemente su raza sea akita, pero eso nunca se logra saber con seguridad. Pero lo más importante de este can es que atrae hacia Molise una mínima esperanza de compañía frente a la catástrofe que significa entender que un padre no es estrictamente necesario cuando sus hijos descubren el mundo. Así, en este relato la angustia de un padre compartiendo con el común vivir de una generación que quería explotar de excesos es algo tan estridente como cualquier otra ficción.
En La orgía, un pequeño cuento de unas treinta páginas, un niño decide acatar sus impulsos e ir a favor del bien, atormentado por las peleas de su madre y su padre en cuanto a la presencia incontrolable de un amigo ateo del progenitor, el albañil Frank Gagliano. Junto a éste, el padre del niño decide excavar una mina de oro regalada por un conocido; el mal está presente en todo el proceso y nuestro protagonista visita lo condenadamente endemoniado que puede llegar a ser convivir con un no creyente que, como opina su madre, trae malos augurios.
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