“Todo hombre tiene un Grito que lanzar al aire antes de morir”, decía Nikos Kazantzaki. Modestamente, aspiro a no morir por ahora. Pero me gustaría que este libro sea el grito que debo. No puede ser que haya caminado tanto sin escuchar a la tierra y sus habitantes. De lo que surge, en definitiva, que mis palabras son solamente un eco. Tal así que se originan, más que en mi insolencia, en el empecinamiento de un amigo. Elías Farah me pidió desarrollase las cuestiones abordadas en mis cartas personales. Lo hice. Le envié los primeros capítulos. No, no era eso. Quería otra cosa, más alma y carne que documentos. Lo intenté. Otro amigo, Miguel Gracco, demandó urgencia. Tenía que ser ahora. También lo intenté. Éste es el resultado. Me auguraron que motivaría un enconado rechazo. Seguramente va a ser así. Esto –¿novela, crónica, fábula?– no se refiere a las Consecuencias. Siempre conmueve describir y atacar efectos. El testimonio de episodios resultantes impacta más que la descarnada referencia a los motivos. Si se pretende señalar causas, nadie se impresiona, y unos pocos se enojan. Son quienes succionan en el sistema objetado, el vértice del triángulo. Pero ese rechazo previsible no es importante. Lo grave es la repulsa del desinterés. Proviene de quienes, sin participar en el festín de la postración, dejan hacer por agotamiento de su capacidad de indignación. Más que nunca tiene vigencia la irónica pregunta del obispo Lué: “–¿Dónde está el pueblo?”



Género: Narrativa,Dramática
Tamaño: 163 Kb
Tiene audiolibro: NO
Presentación: Libro
Calidad: Con OCR sin corregir
Idioma original: Sin clasificar
Idioma del texto: Castellano
Clasificado: Sin clasificar


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