Sin embargo, el valor de la aventura turística se degrada en pura búsqueda de seguridades a través de la programación industrializada de los viajes. La hora de partida, el momento para el almuerzo y todas las reservas están planificadas al detalle.El turismo estereotipado, un aspecto de la racionalización general de la vida moderna, cercena la experiencia de lo imprevisto o de lo exótico mediante seguros médicos e itinerarios fijos. Los exploradores sin mapas, los descubridores de culturas incógnitas son figuras del pasado.El turista-consumidor simboliza el arte de viajar de nuestro tiempo. Es un pasajero que devora kilómetros sin moverse de su butaca mientras lee en una guía todo lo que va a encontrar a su llegada.Marc Augé, profesor de antropología y etnología de lEcole des Hautes Etudes en Ciencias Sociales de París, se concentra en la descripción desencantada del turismo poniendo ciertos límites a la crítica.Su actitud tiene una inspiración genuinamente posmoderna. Participa de la experiencia, la analiza con ironía y distancia mientras la disfruta (o juega a disfrutarla), pero evita adentrarse en objeciones de fondo. Este libro agrupa artículos por encargo y otros escritos en base a guiones para documentales televisivos y en ello cabe hablar también el origen de sus restricciones.La tesis central que aplica el autor es la que concibe la vida contemporánea como una multiplicación de espacios de ficción. Disneylandia ofrece un ejemplo extremo, pues las mitologías del dibujo animado cobran allí vida (ficticia) en figurantes disfrazados y castillos de utilería.Dicho entorno es incesantemente tomado en imágenes por turistas (adultos) que también se fotografían entre sí y arrastran a sus niños ya exánimes, convertidos en puras excusas para la vista. Cuando acaba su horario laboral, Blancanieves desaparece discretamente por una puerta reservada al personal, único signo de realidad en este sistema de espectáculos superpuestos. La visita a Disneylandia viene a ser turismo elevado al cuadrado, la quintaesencia del turismo: lo que acabamos de visitar no existe. Allí tenemos la experiencia de una libertad pura, sin objeto, sin razón, sin nada que esté en juego. Allí no volvemos a encontrar ni a los Estados Unidos ni a nuestra infancia, sólo encontramos la gratuidad absoluta de un juego de imágenes en el que cada uno de los que nos rodea, al que no volveremos a ver nunca más, puede poner lo que quiera, apunta el autor.La letanía del tiempo, la ocupación del lugar y el uso del cuerpo debieran ser, para Augé, hilos conductores del análisis de la sociabilidad en la playa. Pero este prometedor punto de partida, en realidad, no se desarrolla.El tema se ve nuevamente acaparado por el lugar común posmoderno según el cual la realidad se ha vuelto virtual y necesita de la imagen para asentar su existencia. La irrealidad de la experiencia concreta sólo alcanza relevancia a través de las muchas tomas con las que se da testimonio a los otros y ante el propio yo. Sin ellas, las vivencias personales o su recuerdo no valdrían nada.Por momentos, la antropología de Augé sobre el turismo es casi tan previsible como las fotos con que los turistas que él estudia aburrirán a sus visitas al volver a casa. Pese a todo, no pueden negársele fulguraciones ocasionales. El etnólogo sortea en ellas los límites autoimpuestos que lo reducen a la condición de cronista superado o entretenido. Así se remueve su propia nostalgia por los verdaderos viajes, aquellas irrepetibles vacaciones de la infancia en las afueras.


Género: Sociales,Sociología
Tamaño: 5.450 Kb
Tiene audiolibro: NO
Presentación: Libro
Calidad: Sin OCR
Idioma original: Sin clasificar
Idioma del texto: Castellano
Clasificado: Sin clasificar


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