Debía ser sincera... y fea.Crystal Rawlins estaba desesperada por conseguir un trabajo, por esohabría hecho cualquier cosa con tal de convertirse en la niñera de los hijos del jeque Fariq Hassan. Y no pensó que una mentirijilla sobre su apariencia tuvierala menor importancia... Pero entonces conoció a su jefe: un hombre alto,moreno e impresionante.Fariq Hassan ya no se fiaba de las mujeres guapas. Afortunadamente, sunueva niñera era todo menos atractiva... y aun así, lo cautivó con su vivacidady sus apasionados besos. Pero no entendía por qué se empeñaba en alejarse deél o qué escondía tras esas enormes gafas y esa extraña indumentaria
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