Stefanie reflexionó con amargura que no tenía objeto decirle a Jesse Stuart su verdadera edad.
Desde el día que conoció a este viril y apuesto biólogo marino, en una playa en la isla de Vancouver, él pensó que ella era demasiado joven. Stefanie, por razones personales, había permitido que el engaño prosiguiera.
Pero el engaño no resultó un asunto fácil, pues ella sabía que sus necesidades y deseos eran los de una mujer...
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