Los millonarios, ya se sabe, se aburren mucho, especialmente si han heredado su fortuna y jamás han dado golpe. Ese era el caso de Henry Sugar, cuyo máximo entretenimiento consistía en ver cómo subían y bajaban los valores en la Bolsa. Un tipo de mar de corriente, si no fuera porque un día, apartado de una partida de canasta por falta de pareja, acabó adquiriendo un extraordinario don: ver con los ojos cerrados.
Género: Narrativa,Infantil
Tamaño: 324 Kb
Tiene audiolibro: NO
Presentación: Libro
Calidad: Con OCR sin corregir
Idioma original: Sin clasificar
Idioma del texto: Castellano
Clasificado: Sin clasificar
Para ver más información debes estar identificado / registrado.