La compasión no era una emoción que sintiese un dragón, pero cuando aquellos pobres desgraciados la dejaron a la entrada de su cueva, Drake supo que su solitaria existencia había llegado a su fin. Lo que pretendía ser un único acto de piedad, se convirtió en una eterna condena para el último de los dragones. Atado a ella por la mitad de su alma, se condenó a una existencia humana, en un tiempo en el que la magia y el poder eran tachados como brujería y traían como único resultado la muerte. Altais había despertado en la habitación de un hospital sin ningún recuerdo de su pasado, el lugar que deberían haber ocupado sus recuerdos era solo un pozo negro en su mente y un pesado anhelo en su alma. Su vida se había detenido en aquel punto, y ni siquiera ocho años después había conseguido obtener ni una sola pista que diese respuesta a las incógnitas de su vida… hasta que apareció él para reclamar lo que era suyo y despertar de nuevo el más oscuro de los secretos.

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