Él le ofrecía un santuario de pasión. Ella deseaba su corazón, no solo al hombre.
—Cuando recibas ternura de mi parte, será genuina —dijo Adan tristemente—. No sabemos mucho uno del otro, pero lo poco que conocemos es la persona real no una falsa. No hubo oportunidad de ponernos adornos de los que se esfuman tan rápidamente como el perfume barato. Como mi esposa, llevarás mi nombre, mi respeto y mi compañía, así como mi lealtad, y nunca aceptaré hacerte el amor si no es tu voluntad.
Para ver más información debes estar identificado / registrado.