Bolonia, 1863. Noche de nieve. Un extraño forastero llama a las puertas del Colegio de España. El rector, único habitante del palacio en litigio, se decide abrirle con grandes precauciones. Así empieza la aventura más pavorosa de su vida.
Aunque la intriga se apodera del lector desde las primeras páginas obligándole a devorar sin pausa las restantes, El huésped del rector es mucho más que una novela de misterio. Su trama enfrenta las peripecias de un personaje real, reconstruidas con puntillosa exactitud histórica, y la figura inventada de un huésped, nuncio de un mundo delirante que sólo ha existido en la imaginación del autor, pero no por eso menos convincente en sus detalles. El duelo entre lo racional y lo fantástico queda así en tablas vez tras vez, mientras se contrastan y se influyen dos tipos antitéticos, ambos conmovedores, concebidos con una ternura que Valdecasas disfraza de ironía. Destaca aquí la originalidad técnica de desplegar el monólogo narrativo en dos voces de siglos y prosas diferentes, con alarde de vistuosismo cuando el estilo literario pasa a ser retrato de un carácter. El autor mantenía esta obra en la discreta clandestinidad de sus escritos cuando alguien tuvo la iniciativa de enviarla en 1985 al reñido certamen de novela Café Iruña. El Jurado la sacó a la luz al concederle por unanimidad el primer premio.
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