En este nuevo libro, que presta una particular atención a las necesidades femeninas, Michel Montignac nos demuestra una vez más que no solamente tiene sólidos conocimientos de nutrición, sino que también está dotado de un formidable instinto en este terreno. Ya no cabe duda alguna de que ha conseguido imponerse como una verdadera autoridad en la materia.
Durante las últimas décadas, la nutrición ha hecho notables progresos que nos permiten diagnosticar, tratar e, incluso mejor, prevenir muchas enfermedades. En conjunto, nuestra salud ha mejorado considerablemente.
Sobre todo se ha estimulado la mejora de los hábitos alimentarios, así como la práctica del ejercicio físico. Sin embargo, cuando se examina atentamente el problema de la nutrición, hay que reconocer que, antes del método Montignac, no se había propuesto nada realmente viable.
Mientras la mayor parte de los especialistas en nutrición se contentaban con la aproximación simplista que consistía en reducir la ración cotidiana de alimentos, y sobre todo de grasas, para disminuir el peso y mejorar la salud, Michel Montignac fue el primero en desconfiar de la obsesión hipocalórica para centrarse en la verdadera relación entre los diferentes alimentos y las respuestas bioquímicas que los mismos desencadenan en nuestro cuerpo.
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