Con el tono descarnado de un literato que abrió la brecha entre las generaciones de la posguerra, Sartré nos obsequia en ?El muro?, una amalgama de relatos vestidos del más puro existencialismo. Un existencialismo irreverente, insolente como su autor, que enmarca en estos cinco relatos, una carga erótica que desemboca en la muerte como fin último y abyecto. Jean Paul Sartré no hace concesiones, su ?Muro? con las traiciones justificadas desvestidas ?Intimidad?, y el amor estúpido de ?Eróstrato?con el idiota mental demoliendo la libertad, y su ?Infancia de un jefe?, lleno de asquerosa influencia de los pederastas, celebra la inmoralidad para justificar el pecado y si tal vez, ?La cámara? logra flirtear un poco con el alma romántica más que los otros. De cualquier forma este volumen reúne a los cinco cuentos que lo llevaron a la cumbre de la literatura mundial en una época llena de presagios y donde había que renacer de las cenizas.
?El muro? con la espera larga de la muerte vestida de la fachada de un régimen totalitario, en esa noche donde la proximidad de que por la mañana acabará todo, y donde un muchacho inocente paga con su vida estar en el lugar equivocado, tiene un peso específico por su naturalidad y la atmósfera opresiva que rodea el relato.
?Eróstrato? es la historia más humana y a la vez más cargada del fatalismo a la Schopenhauer o a la Kieerkegard, ataviados del amor imposible.
Intimidad? explora el pensamiento femenino sin lograr atrapar al lector lo suficiente.
Pero ?Infancia de un jefe? revela el alma que Sartré rechaza en su doctrina, avasallada por su pura carnalidad, la subjetividad de una vida mal encaminada de un Luciano que crece como un gay plagado de snobismo absurdo.
Esta suma de relatos, habla de la melancolía de un existencialismo que palidece bajo su propio peso.

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