Tres ojos misteriosos esperan en la puerta del Palacio Dormido del valle del Silencio. Alguien los pintó allí hace ya muchísimo tiempo, pero sus colores siguen estando tan vivos, y la pintura tan fresca, como el primer día. Quienes los ven por vez primera creen que han sido pintados unas horas antes. Ni el paso del tiempo, ni el roce del viento, ni la caricia de la lluvia, ni el frío invernal, ni el calor abrasador han empañado su belleza.
Y, tras muchos años, el solitario y deshabitado palacio va a abrir sus puertas de nuevo. Se prepara una noche inolvidable.
Leonardo, el leñador del hacha compasiva, el generoso defensor y amigo de los árboles, va por los bosques sin sospechar que le espera la mayor aventura de su vida. Sin que él se de cuenta, será puesto a prueba y demostrará que además de ser compasivo y bondadoso con los árboles, lo es también con las personas. Recibirá despues una extraordinaria semilla que germinará lentamente en sus manos, por las noches, mientras duerme, alimentada por sus sueños. De ella empezarán a brotar unas luminosas flores amarillas que le abrirán el camino hacia hechos inesperados y extraordinarios.
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