Ya puedo respirar libremente... ya me encuen-tro en mi verdadera atmósfera! Sólo aquí, en estelugar de mis predilecciones, en mi quinta abacial,tan llena de encantos y de misterio, puedo calmar enparte la inquietud que me devora el alma... ¡pero,qué inquietud, Dios mío!-¿Tu quinta has dicho...? Nunca he sabido...-Sí, Pedro; tiempo hace ya que este hermoso re-tiro, con sus verdes frondas, su claustro y su silenciome pertenece de derecho. Espero que muy prontoha de pertenecerme también de hecho, a no ser quela adversidad o el destino hayan dispuesto otra cosa.-Pues quiera el cielo se cumplan sus votos y seaspor largos años el único dueño de tan bella pose-sión, aunque la crea más útil para ti, por los placeres
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