Como un regalo caído del cielo, la fotografía de Cal Buchanon apareció sobre la mesa del despacho de Tess Avery. La instantánea garantizaría el éxito del proyecto que le habían asignado a Tess. Era perfecta para el calendario que la joven estaba realizando, y la baza que necesitaba para conseguir introducirse de lleno en el reducido círculo publicitario de Nueva York. Cuando Tess vio la foto de Cal sosteniendo en sus brazos a ese potrillo larguirucho, pensó que era demasiado bueno para ser real. Más adelante, descubriría que lo falso era la firma que la autorizaba a utilizar la fotografía... y que su sueño podría convertirse en una auténtica pesadilla.
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