Tras veinticuatro años como sheriff del condado condado de Absaroka, Wyoming, las esperanzas de Walt Longmire de terminar tranquilamente sus días como agente se ven frustradas cuando Cody Pritchard aparece muerto cerca de la reserva cheyene con una pista muy simbólica: una pluma de águila. Dos años antes, Cody había sido uno de los cuatro chicos de instituto que fueron puestos en libertad provisional tras violar a una chica cheyene. Se diría que alguien va buscando venganza y que Longmire es lo único que separa a los tres chicos restantes de una muerte anunciada. Junto a Henry Oso en Pie, su viejo amigo cheyene; su ayudante Victoria Morett, Vic y el resto de personajes que pueblan el paisaje desierto de las altas llanuras, Walt Longmire intentará que la venganza no se convierta en un plato que se sirve en frío Absaroka, el ficticio condado Wyoming ; cerca de donde Custer murió con la botas puestas y próximo a una hipotética reserva cheyene. Siglo y medio atrás, a un pueblo como ése podría haber llegado en diligencia pero hoy, en vez de una herrería, un salón y una casa de comidas, encontraría una gasolinera Texaco, un bar de copas donde nadie juega a las cartas y una cafetería donde ponen desayunos que resucitan a los muertos. En un sitio así hoy hay una tienda de deportes en vez de un drug store y la casa de putas ni la nombran por lo que cabe asumir que hace tiempo que la derribaron y construyeron una guardería en su lugar. Por eso, cuando alguien avisa de que se ha encontrado un cuerpo en la llanura, el sheriff pensará de primeras que se trata de otra oveja muerta y delegará en su ayudante para que se acerque y eche un vistazo. Es viernes por la tarde y hora de irse a casa; hay que comprar unas cervezas para una excitante tarde-noche de viernes solo en su casa, frente al televisor.
Para la princesa de granja del condado de Wayne y el mejor tirador de Cabell...
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