Yo, Harad IV, Escriba Mayor declaro que éste mi escrito solo puede ser mostrado a los sacerdotes de rango de la Iglesia Ortodoxa Universal Sacrificial y a los Ancianos Elegidos del Consejo de la Iglesia Ortodoxa Universal Sacrificial, porque aquí se entiende en cuestiones relativas a las cuatro Herejías Viles que no deben ser vistas ni discutidas por el pueblo. Para una Correcta Consideración de las más recientes y viles herejías, debemos contemplar en perspectiva los acontecimientos de la historia. Así pues, retrocedamos al Primer Año de nuestra era, cuando las Tinieblas del Mundo fueron desterradas por la venida del Dios Inmenso, nuestro más verdadero y enorme Señor, a quien todos honramos y tememos. Desde este año actual, 910 D.I., es imposible recordar cómo era el mundo entonces, pero a partir de los pocos registros que todavía se conservan podemos hacernos cierta idea de aquellas épocas e incluso realizar las Contorsiones Mentales necesarias para ver cómo debieron ser juzgados los acontecimientos por aquellos pecadores que tomaron parte en ellos. El mundo sobre el que descendió el Dios Inmenso estaba repleto de gentes y de sus maquinarias, todos completamente desprevenidos para Su Visita. Puede que hubiera cien mil veces más gente de la que hoy existe. El Dios Inmenso aterrizó en lo que ahora es el Mar Sagrado, sobre el que actualmente navegan algunas de nuestras más bellas iglesias dedicadas a Su Nombre. En aquellos tiempos, la región era mucho menos placentera, pues estaba dividida en numerosos estados que pertenecían a distintas naciones. Tal era el sistema de posesión de la tierra antes de que se formasen nuestras actuales teorías sobre la migración y evacuación constantes.
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