Para el teniente David Klein (abogado titulado en la universidad y graduado como matón por las calles de Los Ángeles), las muertes, las palizas y las extorsiones son sólo gajes del oficio. Sin embargo, en el otoño de 1958 los federales inician el análisis de la corrupción dentro del ámbito policial y Klein se convierte en el centro de mira y chivo expiatorio de políticos, mafiosos y policías. Si bien es cierto que Klein ha contribuido a crear ese mundo putrefacto, también lo es que está dispuesto a salir de él, y a cualquer precio.
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