Joseph K. Se despierta y encuentra a la policía en su habitación. Le dicen que debe ir a un juicio pero no le informan de que está acusado.
Para averiguar el motivo de la acusación y pelear por su inocencia, intenta descubrir lo que se oculta tras el sistema judicial. Sus investigaciones no dan frutos y entiende que no hay escapatoria para él en esta pesadilla kafkiana.
K. no sabe lo que puede encontrar en el castillo. No sabe en qué lugar esta ni si realmente el castillo existe. K. busca un objetivo, una meta, desde hace tiempo. K. reta a las autoridades del castillo... Esa meta es inalcanzable, todo lo que haga por conseguirla será un esfuerzo inútil...K. se queda a medias, como la novela de Kafka, que no tiene un final... sólo el vacío...
K., de Roberto Calasso, es un libro kafkiano, una vuelta de tuerca más al universo de Kafka repleto de sueños, símbolos e interrogantes que ofrecen múltiples respuestas pero ninguna respuesta concluyente por lo que nadie da por concluida la explicación, ni hay satisfacción posible. Calasso recorre las novelas de Kafka y nos introduce en sus conflictos internos, en los pensamientos del escritor checo cuyo magnetismo y fascinación se mantienen intactos.
Las dos novelas referidas de Kafka, El proceso y El castillo, abordan la muerte inútil e injustificada y la incapacidad para luchar contra la alienación. `No hay crítico, desde los más banales a los más grandes, que no haya recurrido al sueño para hablar de Kafka. Pero sueño ?igual que inconsciente- es en este caso una palabra inerte.
Sirve para interrumpir el flujo del pensamiento, más que para guiarlo.
A menos que no se trate de aquella forma del sueño que Kafka define una vez en los Diarios (y que podría servir también como una excelente descripción de El Castillo): `Un sueño muy ramificado, que contiene al mismo tiempo mil correlaciones que se vuelven claras de golpe.` Pero éste es el modo en que, en el sueño, se representa cierta cualidad de la vigilia.
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