Abrió los brazos, despedazó el ataúd, arañó la tierra, escupió el pasto y los gusanos quetenía en la boca, se levantó de la tumba apoyándose en el borde como un nadadorsaliendo del agua.Le hizo un corte de manga a Dios o al mundo. Había regresado.No recordaba su nombre. Una semana atrás había muerto de cáncer en un cuarto dehospital con tufo a flores y remedios. Se había muerto con rabia, sabiendo que lequedaba algo por terminar, y sin saber qué era. Sus últimas palabras habían sido mierdamierda mierda, pero nadie las había oído porque no tenía fuerza para pronunciarlas.Al morir no había tenido visiones idílicas con túneles de luz y coros angélicos. Despuéssí había tenido visiones, pero no las recordaba. Sólo sabía que durante largo tiempohabía escuchado mierda mierda mierda, un Gloria cantado por ángeles borrachos.El claro de luna lo bañó con un resplandor húmedo. Miró alrededor: hileras de tumbas,mármol blanco, negro, marrón, olor a flores mustias, retratos de difuntos sobre lápidas ycruces, inscripciones, dedicatorias de padres, hijos, cónyuges. Una ojeada a lainscripción de la cruz provisoria (Víctor Valle q .e. p. d.) le permitió recordar sunombre. Víctor Valle sonaba ridículo después de haber estado donde había estado. Aúnno sabía qué había visto, pero el ritmo de la visión le vibraba en el cuerpo y en la menteembotada.
Disponible también para ver online en HTML. Una vez en la página clicar en: VER HTML - Descargar PDF.
Para ver más información debes estar identificado / registrado.