En esta primera aventura de La Sombra, La sombra viviente (1931), será su ayudante Harry Vincent quien acaparará el protagonismo del relato, aunque el peso de nuestro héroe es extraordinario, cómo no, en el desarrollo de la trama. En este primer encuentro de La Sombra con los malos de turno el lector sabrá tan poco de tan misterioso héroe como todos los que con él se encuentran en el relato. Su risa sardónica, su capacidad sobrenatural de permanecer invisible en espacios reducidos (solo en novelas posteriores se nos explicará que La Sombra posee, entre otras, la capacidad de la umbrakinesis, “una habilidad psíquica que le permite manipular las sombras”, wikipedia dixit), de colarse por cualquier rendija, de disfrazarse a niveles que dejan al mismo Mortadelo como un aprendiz…
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