Los protagonistas de La última hora...., son los niños, hijos y nietos de catalanes republicanos, que crecen en La Portuguesa, una hacienda cafetalera del estado de Veracruz, en donde se alimentan de la nostalgia, la tristeza que se ha anidado en el pecho de los mayores, perdedores de esa masacre que la historia bautizó como “guerra civil española”. El exilio es ese dolor que obstruye el paso de la alegría, esa mirada que solo puede observar el pasado, lo perdido. Pero la nostalgia también puede ser la fuerza que lo reconstruye todo. Estos niños mexicanos, educados como sí vivieran en las Ramblas, crecerán bajo el abrigo y la protección de la selva y sus descomunales cambios de ánimo. Un paisaje completamente diferente al de la ciudad condal..
Soler revive en La última hora del último día una etapa de su vida en la que el protagonista de la novela se encontraba atrapado en el fondo insoldable del no saber bien a bien quién es: no es un mexicano, pues los mexicanos lo rechazan, le huyen, se burlan de él, pero tampoco es un culé, un catalán al cien por cien. Lo que encontramos en esta novela es la búsqueda, siempre frágil, por la identidad, la búsqueda, siempre incierta por responder ese quién somos, que se asoma siempre, hasta en los más inocuos de nuestros actos. Lo que Jordi Soler intenta responderse así mismo, con nosotros como testigos, es sí de verdad es importante la nacionalidad como referente para saber qué somos, quiénes somos, o es solo un dato erróneo, una mera casualidad.
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