Cécile Jourdan recibe un château cercano al bosque de Fontainebleau en herencia al morir su abuela Estelle. Cécile tiene un don. Puede ver fantasmas. El primer día en el château tiene una extraña conversación con el fantasma del antiguo dueño de la mansión, Michel D’Albis, aristócrata versado en las artes oscuras, muerto en duelo en 1895. Le dice que solo ella puede seguir donde lo dejó su abuela y ayudarlo a regresar a la vida.
Ante una matrimonio que hace tiempo que dejó de tener sentido y la estrecha colaboración con el fantasma de D’Albis, Cécile va poco a poco olvidando su resignación a llevar una existencia gris al tiempo que se va enamorando de un “caballero de tiempos lejanos”. Por su parte Michel D’Albis también se va enamorando poco a poco de la bella Cécile, olvidándose del hombre obsesionado con los placeres del exceso de un siglo antes.

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