Carlos Rivas es un ingeniero de mediana edad, casado con una joven y atractiva mujer que le ha dado ya un hijo. Pero es sobre todo un hombre que ha puesto la razón de su existencia en el cumplimiento del «deber», un ideal en cuya dirección apuntan todas las acciones de su vida. La selva del sur del estado de Tamaulipas sirve como escenario a esta novela, protagonizada en realidad, más que por los seres humanos retratados en ella, por la presa que está siendo construida en ese lugar, el principal motivo de los empeños de Carlos Rivas. La presa es aquí no sólo una hazaña material que compromete las fuerzas de obreros y funcionarios gubernamentales implicados en su edificación, sino también la fuente de los pesares y las satisfacciones de los personajes de Las grandes aguas, potencia irracional que decide sus destinos. A la larga, Rivas se verá forzado a tomar una decisión definitiva, hasta la que ha sido empujado por un ambiente que se mueve en los límites de la sobrevivencia y la lucidez: ser fiel a sus convicciones más íntimas o salvar la vida de su hijo. Ganadora del premio Ciudad de México en 1951, esta novela es un vívido testimonio de la brutalidad y la energía que han caracterizado a tantos momentos de nuestra historia reciente y una muestra más de la reconocida destreza de Luis Spota para atraer rotundamente la curiosidad de sus lectores y manejarla a su placer a través de los emocionantes altibajos de su relato. Las grandes aguas es sin duda una de las más sólidas creaciones de Luis Spota.

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