Así lo hizo Periquín, y volvió muy contento a su casa. Pero la viuda, disgustada alver la necedad del muchacho, cogió las habichuelas y las arrojó a la calle. Después sepuso a llorar.Cuando se levantó Periquín al día siguiente, fue grande su sorpresa al ver que lashabichuelas habían crecido tanto durante la noche, que las ramas se perdían de vista.Se puso Periquín a trepar por la planta, y sube que sube, llegó a un país desconocido.Entró en un castillo y vio a un malvado gigante que tenía una gallina que ponía unhuevo de oro cada vez que él se lo mandaba
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