Resena: La mano de Tania, tibia y algo áspera, cubría sus ojos y todo lo demás le tenía sin
cuidado. Sentía el olor amargo y salado del polvo, el trinar soñoliento de los pájaros
esteparios y cómo la hierba seca le pinchaba y cosquilleaba la nuca. El sitio donde estaba
tendido era duro e incómodo, el cuello le picaba inaguantablemente, pero él, sin moverse,
escuchaba la acompasado y suave respiración de Tania. Se sonreía y se alegraba de la
obscuridad, porque esta sonrisa debía ser absurda, de puro tonta y engreída.
Después, fuera de lugar y de tiempo, empezó a sonar el zumbido de llamada en la torre
del laboratorio. «Que suene —pensó él—. No es la primera vez. Esta noche todas las
llamadas están fuera de lugar y de tiempo
Categoría: Lengua y Literatura,
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