Resena: El gran montículo de granito, llamado Tor Al'Kiir, se agazapaba en la noche como un
maligno sapo, coronado de muros caídos y de columnas ruinosas, testimonios de los fallidos
intentos de una veintena de dinastías ofireas por construir allí. Los hombres habían olvidado
desde hacía mucho tiempo el origen del nombre de la montaña, pero sabían que era un
lugar de infortunio y maldad, y se reían de los antiguos reyes que no les habían igualado en
buen juicio. Sin embargo, su risa se teñía de inquietud, pues existía algo en la montaña que
hacía oportuno el evitarla, aun en el pensamiento.
Las turbias nubes negras de tormenta que azotaban Ianthe, la gran urbe del sur, con
sus cúpulas doradas y chapiteles de alabastro, parecían tener su centro sobre la montaña;
pero ningún amortiguado murmullo del trueno que golpeaba las tejas de la capital, ningún
resplandor de los relámpagos que hendían las tinieblas como lenguas de dragón, penetraba
en las entrañas del Tor Al'Kiir.
La dama Sinelle sabía de la tormenta, aunque no podía oírla. Era apropiada para
aquella noche. «Que los cielos se rasguen —pensó—, y que las montañas se partan en
honor de su regreso al mundo de los hombres.
Idioma: Español
Categoría: Lengua y Literatura, Narrativa
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