Resena:
Más cerca del cielo que los árboles, la torre se elevaba en el manto verde del oasis.
Bajo ella una charca en reposo, adelfas, cañas, columnas de palmeras con sus rotas
celosías de frondas, que el sol, en su recorrido hacia el oeste, había desgarrado con
diminutos dardos rojizos. Más allá, en todas direcciones, las secas dunas del desierto,
teñidas de cobre en sus laderas occidentales.
El individuo de la torre no miraba esto. Contemplaba un cristal montado sobre una base
de bronce. El cristal le mostraba una zona de desierto a casi dos kilómetros de distancia
del oasis. Otro hombre caminaba en la desnuda arena, avanzando hacia el Oeste en la
misma dirección que el día. Hacia la torre.
El viajero era joven, alto y esbelto y vestía la indumentaria amplía y negra de los
nómadas. Una espada envainada en una funda de cuero rojo descansaba en un
costado. Pero el sol encendía su cabello rubio y su maravilloso rostro, provocando
preocupación en el vigilante de la torre. Del desierto radiante, bello y terrible, habían
surgido profetas. Profetas y demonios.
Categoría: Lengua y Literatura,
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