Stefan Zweig no alcanzó a ser víctima del holocausto nazi, pero quedó herida de muerte su sensibilidad ante la verificación del holocausto y sus horrores. De modo que el enorme trabajo literario e intelectual de que es autor quedó como petrificado, ante su muerte buscada, y como intacto frente al aluvión de cambios que sobrevinieron. Hoy, la mirada atenta de críticos y pensadores, revalida en él no sólo sus novelas y sus retratos intelectuales, sino la consistencia de su pensamiento reflexivo, y su compromiso espiritual con las mejores perspectivas que la Europa liberal ofrecía desde los valores que sostenía y que estamparon su vigencia, precisamente en aquellos momentos.
Esta perspectiva cultural, unida al despliegue de arte y creatividad que se vivía en la Viena hasta ayer imperial, entre grandes figuras como el propio Freud, o Wittgenstein, o Mahler, o Schnitzler y la pléyade de artistas del más amplio espectro, hace comprensible su trágica decisión.
Pudo más la angustia que el amor. A la luz de esta trayectoria, quizás este sea el libro que logra el rescate del hilo conductor de una voluntad espiritual que no cesa, y en tanto pasa el siglo y la violencia, el sentido de este trabajo, y de la obra total de Zweig, se hace cada vez más reconfortante, a la manera de las grandes evocaciones de Umberto Eco en nuestros días.
Idioma: Español
Categoría: Lengua y Literatura, Narrativa
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