Resena: El día de los trífidos
John Wyndham
Título original: The Day of the Triffids
Trad. José Valdivieso
Minotauro-Edhasa, 1983
Muchos son los libros que han marcado la literatura de ciencia-ficción a lo largo de su breve pero intensa historia. Uno de ellos es, sin duda, El día de los trífidos del clásico John Wyndham. Si la ciencia-ficción tuviese que tener un padre, es seguro que estaría entristecido por ser hijo de muchos, pero en Wydham pudiera encontrar la suavidad y corrección inglesas de muchas de sus personalidades -sin desmerecer, por supuesto, la contribución de Arthur C. Clarke-.

John Wyndham nació un 10 de julio de 1903 en Knowle. A la temprana edad de ocho años sufrió un duro golpe cuando sus padres se separaron y la custodia le fue concedida a la madre que, por la necesidad de cambiar de casa, obligó al joven John a una vida errabunda, cambiando de colegio en multitud de ocasiones. Como muchos genios literarios, John se sintió atraído por la escritura desde una edad muy temprana, lo que le llevó a escribir su primera novela a los trece años. Pero tuvo que esperar hasta los ventiocho años para ver publicado un relato de ciencia-ficción, `Worlds to Barter`, en la revista Wonder Stories. Desde ese momento, no dejó de publicar sus obras en las mejores revistas inglesas y norteamericanas.

El día de los trífidos es mucho más que una novela de ciencia-ficción, es una reflexión sobre un posible desastre que destruyera nuestra especie, es un pequeño manual de supervivencia ante la horrible posibilidad de la extinción, es la lucha contra la soledad y el fin último del trabajo en equipo. Wyndham anhela un cambio social pero, al mismo tiempo, lo teme. Parece que dirige una reprimenda paternal al mundo y al discriminado uso y fabricación de armas, que en los cincuenta, cuando se publicó esta obra, era muy inferior a la que estamos acostumbrados a ver en los tiempos que nos ha tocado vivir. Del mismo modo, critica la creciente dependencia del mundo hacia un imperio que crece: Estados Unidos, en parte acrecentado por su papel en la Segunda Guerra Mundial. Muchos son los personajes desesperados que esperan la ayuda del amigo americano en estos angustiosos momentos. El protagonista, William Masen -Bill para los amigos-, desestima dicha ayuda alegando, con cierta ironía, que ni los americanos están a salvo del desastre. El día de los trífidos aborda otro problema: el uso indiscriminado de la biotecnología que, aún hoy, está desarrollada a medias. Desarrollo que, cuando se complete, superará nuestras más temidas pesadillas -o, quien sabe, nuestros más locos sueños-.

Cabe destacar un cierto paralelismo entre esta obra y el inmortal Soy leyenda de Richard Matheson, publicada un año antes, donde propone un argumento y ambientación parecidos. La lectura de ambas supone un magnífico ejercicio de distinción entre la pluma inglesa y la norteamericana. Pluma que se torna educada, pulcra y correcta en el estilo inglés, y rápida, ansiosa y desbordante en la norteamericana.

Puedo decir, sin temor a equivocarme, que El día de los trífidos es una de las mejores novelas de ciencia-ficción que he leído. Es sencilla, lógica en su imaginación, crea problemas y propone soluciones. En medio de esta lluvia de elogios, alguna pega tenía que tener: el final está un poco difuminado. Disfrútenla, por favor.

Raúl de la Cruz Orobio


Idioma: Español
Categoría: Lengua y Literatura, Narrativa

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