Resena: El Gorgias es un diálogo considerablemente más largo que los que le
preceden en la serie cronológica. Dentro de toda la obra platónica es el
cuarto en extensión. Su estructura es distinta de la que presentan los
diálogos anteriores y también los posteriores, con la excepción del libro
I de la República, por el hecho de que no es un interlocutor principal el
que conversa con Sócrates desde el principio hasta el fin. En este
diálogo intervienen sucesivamente Gorgias, Polo y Calicles y, durante
la intervención de cada uno de ellos, los otros son personajes mudos,
aunque continúan sin retirarse escuchando a los demás. La sucesión de
interlocutores se funda en que quien toma la palabra admite que el
anterior ha cometido un error. Si él no rectifica el desarrollo de la
conversación desde el punto en que se ha cometido el error, hay que
aceptar una conclusión contraria a su pensamiento. Las contradicciones
en que caen sucesivamente Gorgias y Polo son de tipo moral, al aceptar
opiniones admitidas por la mayor parte de la gente. La distinta
personalidad de los interlocutores presta nuevos matices a la
conversación.
No sólo por esta estructura formal es el Gorgias un diálogo que llama
la atención. Ha sido siempre destacado el hecho de que está escrito
apasionadamente. En él pesa mucho más el vigor de las afirmaciones
profundamente sentidas que el rigor lógico deseable. Las obras
inmediatas a la muerte de Sócrates o que se relacionan con su proceso y
juicio, sin que oculten la indignación, ofrecen opiniones más tranquilas
y suaves, diríamos resignadas, ante el dolor por la injusticia cometida
con el maestro. Podríamos decir que en esas obras tenemos claramente
expresada la actitud entristecida del discípulo ante la muerte de
Sócrates. El apasionamiento manifestado en el Gorgias parece que
procede de otro motivo diferente del de la muerte de Sócrates o de
cualquier otro hecho con ella relacionado
1
. Hay que buscar una razón
distinta. Probablemente se trata de una crisis personal. A la edad de
cuarenta años, a su regreso de Sicilia, Platón tiene acumulada una
experiencia enorme, aunque poco agradable. Nació tres años después
de empezar la guerra del Peloponeso. A la edad de catorce años tuvo
que recibir con estupor la información, que llegaba, del desastre de la
expedición a Sicilia y las sucesivas noticias desagradables sobre el
curso adverso de la guerra. Tampoco son buenas las noticias en política
interior, la revolución de los Cuatrocientos, el regreso de Alcibíades,
etc. La ruina de Atenas en 404, el gobierno de los Treinta, del que
formaban parte sus parientes próximos Critias y Cármides, el res-
tablecimiento de la democracia manchada, para él, por la iniusta muerte
de Sócrates y, especialmente, la dura experiencia del viaje a Sicilia,
emprendido con tantas esperanzas, son las secuencias siempre agitadas
que le han acompañado hasta sus 40 años. No era posible en una polis
griega apartarse de la vida política en la medida en que le es posible
hacerlo a un hombre de nuestros días
Idioma: Español
Categoría: Filosofía, Antigua
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