Resena: El gran almirante Syranax hyr Urnan, heredero comandante en jefe de la Flota del
Drakko, Pescador de los mares del Este, Conductor al sacrificio, y Oráculo del Lodestar,
extendió sus alas y los volvió a juntar de nuevo con un zumbido sorprendente. Durante un
momento, los papeles que había encima de la mesa se levantaron a consecuencia del
aire.
—¡No! —dijo—. ¡Imposible! Debe haber algún error.
—Como guste mi almirante. —El Jefe Ejecutivo Oficial Delp hyr Orikan, se inclinó con
sarcasmo—. Los exploradores, no vieron nada.
El furor, se reflejó en el rostro del capitán T'heonax hyr Urnan, hijo del Gran Almirante,
presunto heredero. Su labio superior se levantó hasta que sus caninos colmillos
mostraron un destellante reflejo que se oscurecía en su hocico.
—No tenemos tiempo para perder con sus insolencias, Ejecutivo Delp —dijo
fríamente—. Aconsejaría a mi padre que se desembarazase de un oficial que no muestra
más respeto.
Bajo sus distinguidos correajes de oficial, la gran contextura física de Delp se irguió. El
capitán T'heonax dio un paso hacia él. Las colas se abrieron y las alas se extendieron
aprestándose para la lucha, hasta que la habitación se llenó con sus cuerpos y su odio.
Con un cálculo que al parecer era accidental, T'heonax llevó su mano hacia la parte
lateral de su cintura. Los ojos amarillos del Delp relampaguearon y sus dedos se crisparon
sobre su tomahawk.
La cola del almirante Syranax se batió contra el suelo. Fue como el estallido de una
bomba. Los dos jóvenes nobles tuvieron en cuenta el lugar donde se encontraban, y muy
despacio, músculo tras músculo dejaron que éstos reposaran bajo las acariciadoras pieles
y se relajaron.
—¡Ya basta! —espetó Syranax—. Delp, tu lengua te acarreará muchos disgustos.
T'heonax, ya me estoy cansando de tus impertinencias. Ya tendrás tiempo de solventar
tus enemistades personales cuando yo sea pasto de los peces. Entre tanto, deja
tranquilos a mis pocos oficiales de solvencia.
Fue ésta una aclaración hecha con más firmeza que cualquiera de las que nadie le
hubiese escuchado desde hacía mucho tiempo. Su hijo y su subordinado se dieron cuenta
de que esta criatura de pelo gris, de ojos mortecinos y reumática, había sido en cierta
ocasión el conquistador del Maion Mavy. (Un millar de alas de jefes enemigos se habían
estremecido de temor desde los mástiles más altos) y todavía era su jefe en la guerra
contra los Flock. Ellos asumieron su máximo aspecto de respeto y esperaron a que
continuaran.
Idioma: Español
Categoría: Lengua y Literatura, Narrativa
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