Resena: Mi nombre es Holly Jones, y tengo quince años. Soy muy inteligente, pero no lo parece,
porque tengo el aspecto de un ángel a medio terminar. Insípido.
Nací aquí mismo, en Luna City, lo cual parece sorprender a los tipos de la Tierra. En
realidad, soy la tercera generación; mis abuelos fueron los pioneros de Emplazamiento
Uno, donde está el Monumento. Vivo con mis padres en los Apartamentos Artemisa, la
nueva cooperativa en Presión Cinco, a doscientos cincuenta - metros de profundidad,
cerca de la Alcaldía. Pero no me encontrarán allí mucho tiempo; estoy demasiado
ocupada.
Por las mañanas voy a la Escuela Superior Técnica, y por las tardes estudio o voy a
volar con Jeff Hardesty - es mi compañero - o, cuando llega una nave de turistas, me
dedico a guiar marmotas. Aquel día la Grípsholm alunizó al mediodía, así que me fui
directamente de la escuela a la American Express.
El primer grupo de turistas estaba saliendo de la Cuarentena, pero no me adelanté,
pues el señor Dorcas, el gerente, sabe que soy la mejor. Eso de guiar es sólo temporal
(en realidad soy una diseñadora de espacionaves), pero si estás haciendo un trabajo
tienes que hacerlo bien.
El señor Dorcas me vio.
- ¡Holly! Ven aquí, por favor. Señorita Brentwood, Holly Jones será su guía.
- Holly - repitió ella -. Vaya nombre curioso. ¿Eres realmente una guía, querida?
Soy tolerante con las marmotas... algunos de mis mejores amigos son de la Tierra.
Como dice papá, haber nacido en la Luna es una suerte, no una elección, y la mayor
parte de la gente de la Tierra no tiene la culpa de ser terrestre. Después de todo, Jesús y
Gautama Buda y el doctor Einstein fueron todos marmotas.
Pero pueden llegar a ser irritantes. Si los chicos de la escuela
superior no trabajásemos como guías, ¿a quiénes iban a contratar?
- Mi licencia así lo dice - contesté secamente, y la miré de la misma forma en que ella
me estaba mirando.
Su rostro me parecía ligeramente familiar, y pensé que quizás había visto su foto en
esas secciones de sociedad que salen en las revistas de la Tierra... una de esas chicas
ricas que por desgracia vienen tan a menudo. Era casi repugnantemente encantadora:
piel de nylon, un suave y ondulado cabello rubio plata, medidas sobre los 89 - 61 - 86, lo
bastante de eso y de aquello como para hacerme sentir como un palillo con piernas, una
voz baja e íntima, y todo lo necesario para hacer que las mujeres menos espectaculares
empezáramos a pensar en pactos con el Diablo. Pero no sentí aprensión; era una
marmota, y las marmotas no cuentan.
- Todas las guías ciudadanas son chicas - explicó el señor Dorcas -. Holly es muy
competente
Idioma: Español
Categoría: Lengua y Literatura, Narrativa
Para ver más información debes estar identificado / registrado.