Resena: ¿Será cierto que la suerte de la fea, la bonita la desea?
La impunidad había logrado niveles vergonzosos. Era
fácil cometer un delito sin afrontar el peso de la ley. El
enriquecimiento ilícito era la forma común de mostrar
el éxito obtenido en la política.
Al carecer de una industria exportadora, las fuentes
de trabajo habían disminuido y el desempleo alcanzaba
niveles de zozobra.
20.000 asesinatos al año nos marcaban como el más
inseguro de todos los países.
Y de no ser por Botero, Carlos Vives, César Rincón,
García Márquez, Llinás, María Isabel Urrutia, Montoya,
Mutis, Patarroyo, Shakira y otros talentosos compatriotas
un poco menos publicitados, el nombre del país sería
con frecuencia cuestionado en resto del mundo.
Como los valores morales habían escaseado y cada
nuevo día era peor de incierto, la gente buscaba la forma
de subsistir, sin que la línea divisoria entre el bien y el
mal demarcara propiamente el camino a seguir.
Flotaba en el ambiente un pesimismo general que iba
cayendo sobre los colombianos como nube asfixiante y
el que podía emigrar no dudaba en hacerlo y se iba para
cualquier lugar del planeta, a la brevedad que el destino
se lo permitiera, llevando en el corazón sólo el recuerdo
de ese bello país que fuera en otros tiempos. Esmeraldas,
café, ríos, música y paisaje.
Epoca horrenda que nos dio la entrada al siglo XXI
por la puerta de atrás.
Idioma: Español
Categoría: Sociales, América
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