Resena: La historia decía. . . ¿qué decía la historia? Todo el mundo había oído hablar de
Helen America y el señor Ya-no-cano, pero nadie conocía exactamente los
pormenores. Los nombres de los dos resplandecían ahora engarzados en joyas
intemporales. A veces la gente los comparaba con Eloísa y Abelardo (habían
encontrado la historia entre los libros de una biblioteca enterrada desde hacía mucho
tiempo), otras épocas los compararían a la historia fantástica, encantadoramente fea,
del Capitán Taliano y la dama Dolores Oh.
En todo esto, dos cosas se destacaban: el amor de la pareja y la imagen de las
grandes velas, finísimas alas de metal con que los cuerpos de los hombres habían
revoloteado al fin entre los astros.
Mencionaban a Ya-no-cano y otros la conocían a ella. La mencionaban a ella y
otros lo conocían a él. Ya-no-cano fue el primer navegante que vino, y ella fue la dama
que llevó
El Alma
.
Era una suerte que los retratos de los dos se hubiesen perdido. El romántico héroe
era un hombre muy joven, prematuramente envejecido y todavía bastante enfermo
cuando se inició la historia. Helen America era rara, pero agradable: una morena
pequeña, solemne, triste, que había nacido entre las risas de la humanidad. No era la
heroína alta y segura de sí misma, como la actriz que la interpretó más tarde...
Idioma: Español
Categoría: Lengua y Literatura, Narrativa
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