Resena: Hay un delicioso cuento de horror que sólo consta de dos frases:
El último hombre sobre la Tierra estaba solo en una habitación. Sonó una
llamada a la
puerta...
Dos frases y una elipsis de tres puntos suspensivos. El horror, naturalmente,
no está en la misma historia; está en la elipsis, en la implicación:
qué
llamó a la
puerta. Enfrentada con lo desconocido, la mente humana proporciona algo
vagamente horrible.
Pero
no
fue horrible, en realidad.
El último hombre sobre la Tierra
–o en el universo, es igual—
estaba sentado
solo en una habitación.
Era una habitación bastante peculiar. Se había
dedicado a averiguar la razón de esta peculiaridad. Su conclusión no le
horrorizó, pero le molestó.
Walter Phelan, que había sido profesor adjunto de antropología en la
Universidad Nathan hasta el momento en que, hacía dos días, la Universidad
Nathan dejó de existir, no era hombre que se horrorizara fácilmente. Ni con un
gran esfuerzo de imaginación se habría podido calificar a Pelan de figura
heroica. Era de escasa estatura y carácter apacible. No se hacía mirar, y él lo
sabía.
Idioma: Español
Categoría: Lengua y Literatura, Narrativa
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