Resena: El “activista cultural” es un tipo humano especialmente consciente de las implicaciones y repercusiones del “mundo de las ideas” en la vida cotidiana. Muy motivado por estas cuestionesn suele promover, individual o colectivamente, variadas iniciativas culturales. Unas reflexiones al respecto
El presente texto está basado en una comunicación en al Congreso “Católicos y Vida Pública”, “¿Qué cultura?”, organizado por la Fundación Universitaria San Pablo – CEU.
1. Introducción.
Es bastante común encontrar, también en ambientes católicos, a un tipo humano especialmente consciente de las implicaciones y repercusiones del “mundo de las ideas” en la vida cotidiana, muy motivado por estas cuestiones y, derivado de ello, impulsor de concretas iniciativas culturales.
Este particular grupo de activistas está integrado, de forma no planificada, por personas, en muchas ocasiones, autodidactas, y que no han seguido unos cauces orgánicos o un itinerario específico que “cultive” esta vocación especial. Aparentemente dispersos, forman una interesante constelación humana integrada por simpatías, afinidades, preferencias, gustos comunes, etc. y también, por rivalidades, malentendidos y prejuicios, “capillas”...
La llamada industria cultural, en la actualidad, se encuentra en manos de grandes entidades, ya públicas o privadas, que aparentemente controlan ese “flujo” misterioso de las ideas hacia la sociedad y viceversa. Y, en realidad, lo controlan, lo propician e, incluso, lo determinan en su mayor parte. Pero en su periferia se desenvuelven activistas que también trabajan en el mundo de la cultura -ya fuera de esas entidades, incluso a veces en su seno- y que son capaces de influir, facilitar, presentar o proponer, otras alternativas filosóficas y vitales en determinados ámbitos sociales y humanos.
Idioma: Español
Categoría: Religión, Cristianismo
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