Resena: LA LUZ DEL SOL se derramaba entre las flores y las lápidas, y el cementerio era un
brillante jardín de esculturas. Como dos cuervos grandes y flacos, los sepultureros se
apoyaban en las palas, entre ángeles de mármol, y las sombras se arqueaban sobre el
costado blanco y liso de una tumba reciente. La inscripción estaba todavía fresca:
JAMES FALKMAN
1963-1901 "El Fin no es más que el Principio"
Sin apresurarse, empezaron a desmontar la capa frágil de césped, luego sacaron la
lápida mortuoria y la envolvieron en una lona, poniéndola detrás de las tumbas de la
hilera siguiente. Biddle, el más viejo de los dos, un hombre delgado de chaleco negro,
señaló hacia las puertas del cementerio, por donde se acercaba el primer cortejo
fúnebre.
—Ahí están. Démonos prisa.
El hombre más joven, un hijo de Biddle, observó la pequeña procesión que
serpenteaba entre las tumbas. En el aire flotaba el olor fresco de la tierra removida.
—Siempre llegan temprano —murmuró, reflexivo—. Nunca esperan a que sea la hora.
De la capilla de los cipreses llegaron las campanadas de un reloj. Trabajando con
rapidez, los dos hombres apilaron la tierra blanda, en un cono geométrico a la
cabecera de la sepultura. Unos pocos minutos más tarde, cuando llegó el sacristán con
los deudos principales, descubrieron la teca pulida del ataúd, y Biddle bajó de un salto
junto a la tapa y raspó la tierra húmeda adherida a los bordes de bronce.
Idioma: Español
Categoría: Lengua y Literatura, Narrativa
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