Resena: Algunos hombres no están en venta
Cuando mi buen amigo Carlos me pidió prologar este libro electrónico, creo que h ubiera
sido más honesto por mi parte recomendarle seguir el ejemplo de Cervantes en —El
Quijote“, y que él mismo redactara su prólogo. Carlos tiene un a fina capacidad de análisis
y una espléndida habilidad literaria, que para sí quisieran algun os columnistas de diarios
de gran tirada. Sin embargo, no puedo negar que me h alagó en extremo su proposición y
tuve que contestar que sí. Así pues perdón enme los lectores si en lugar de disfrutar de su
verbo y con ocimien to, tienen que primero pasar por el peaje de este prólogo mío.
La verdad es que mi primer encuen tro con Carlos resultó algo embarazoso. En los
primeros tiempos de la ya extin ta asociación —Fron teras Electrón icas“, alguien reen vió a
la lista de correo una serie de textos, en rel ación a un debate que se había organ izado en
una lista de derech o. Con poco tiempo y pocas ganas de en frentarme al material, recuerdo
haber soltado una boutade del tipo
"qué se podía esperar de alguien que firma con un
nick tan cutre y tan poco ”ciber‘ como Cicerón"
. Con el tiempo, tuve que comerme esas
palabras, al descubir toda la inteligen cia, conocimiento y entusiasmo que se ocultaban tras
ese ”nick‘. Desde luego, se trataba del autor de este libro electrónico: Carlos Sánch ez
Almeida.
Y ahora que me pongo a pensar en ello, el nick de "Cicerón" es de lo más acertado. En
una Intern et sobrecargada de técn icos sabihondos, que creen que pueden saltar a la arena
de los ciberderechos con cuatro textos mal digeridos de Joh n Perry Barlow, es estimulante
tener siempre a man o personas de formación h umanística, que puedan hablar con
conocimiento de causa de los derechos humanos y de cómo desarrollarlos en estos
tiempos difíciles de globalización electrón ica.
Al con trario de Séneca (que contestó a la acusación de que su vida disoluta tenía muy
poco que ver con lo que recomen daba en sus libros estoicos: "bastan te hago con escribir
sobre cómo comportarse para en cima tenerlo que hacer"), Cicerón fue un person aje
incómodo en el mundo roman o, que mantenía un a relación coh erente entre vida y obra.
Lo mismo podemos decir de Carlos. Los textos que podemos encontrar en su web o
en Kriptópolis se corresponden perfectamen te con su actuación como abogado que inten ta
romper la leyenda negra en torno al ”h acking‘. De la misma forma que a Cicerón no le
preocupaba dar su opin ión , aun que n o fuera del agrado de la multitud o de los césares,
Carlos n o tiene pelos en la lengua y expone siempre lo que piensa, poniendo en un
brete tanto a los ilusos que nos predican una Intern et devota del e-comercio más e-
neoliberal, como a los izquierdosos revenidos que n o entienden absolutamente n ada sobre
el medio del que siempre están h ablando.
Finalmen te, no es difícil sospechar que otra de las razones por las que Carlos escogió ese
”nick‘ es el claro compromiso de Cicerón por la República, contra los inten tos
imperialistas de Julio y los siguien tes césares. Hay pocas cosas más deprimentes que el
an arquismo neoliberal ”yankee‘, que considera que In ternet es una especie de utopía fuera
del espacio real, y que sus leyes y prácticas n o tienen nada que ver con las miserias
humanas del plan eta Tierra. Uno puede o n o estar de acuerdo con las con cepcion es
republicanas de Carlos, pero h ay que admirar e imitar sin duda su posición de que In ternet
está tan en este mundo como las desigualdades sociales o l as dictaduras. Frente a tan ta
teorización de baratillo, no hay n ada tan sano como leer su texto "Los ciberderechos no
existen " para acabar con ese pen samien to dicotómico de ”Internet versus el mundo real‘
que sólo conduce a crear torres de marfil.
Idioma: Español
Categoría: Lengua y Literatura, Narrativa
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