Resena:
Todo el mundo sabe cómo hacer una perla: meta un grano de arena en el interior de
una ostra y espere a que la ostra se ponga prodigiosamente enferma.
Todo el mundo piensa que sabe cómo hacer una película: meta la historia adecuada en
una fábrica de sueños de Hollywood y aguarde los mismos resultados que con la ostra.
Esto es más fácil de decir que de hacer, como queda atestiguado al leer las historias de
esta recopilación, luego sentándose unos cuantos días en la oscuridad de un cine, viendo
las calamidades—y a veces las bellezas— que surgieron de ingerir unas ideas y pasarlas
luego por la manivela de una cámara. Algunas perlas aquí y allá, pero, en la mayoría de
las ocasiones, como en el caso de El monstruo de tiempos remotos, la cámara se tragó el
dinosaurio y dio a luz un herrerillo.
Luego les hablaré más de mis reacciones personales.
¿Por qué estoy ahora aquí al frente de estas páginas, escribiendo acerca de estas
historias y de los filmes que surgieron de las mismas? En muchos casos leí estas historias
hace años, cuando fueron publicadas por primera vez. Conozco muy bien a algunos de
sus autores. He visto la mayor parte de los filmes surgidos de ellas, algunos más de
media docena de veces. He asistido al preestreno de al menos cuatro de los filmes
incluidos aquí.
Pero, mucho antes de eso, mi entrenamiento cinematográfico se inició con una madre
maniaca a la que había que sacar a rastras de los teatros de cine mudo, tras la última
sesión de la noche, por un marido hambriento o un hijo enviado a traer de vuelta a mamá
a casa. Sin embargo, la mayor parte de las veces el hijo olvidaba para qué había sido
enviado y se quedaba allá con mamá para la siguiente sesión. Durante esas horas
oscuras me enamoré de las horribles bellezas creadas por Lon Chaney y el brontosauro
en El mundo perdido que caía por el precipicio y aterrizaba sobre mí. Cuando el
submarino del capitán Nemo, gobernado por Lionel Barrymore, asomó a la superficie en
La isla misteriosa de la MGM, yo me asomé con él y leí a Julio Veme al día siguiente.
Cuando el dirigible futurista de la Fox en Simplemente imagina sobrevoló Manhattan, yo
estaba ahí arriba con él. En 1935, cuando Cabal en La vida futura me dijo que prestara
atención a las estrellas, escuché y volé...
¿Por qué es importante reunir una antología como ésta? En primer lugar, para mostrar
cómo el material de un medio puede polinizar a otro. Luego, muy a menudo ahí está la
impresión cuando uno descubre que la historia original era mejor que el filme que surgió
de ella. Finalmente, uno se da cuenta de que en muchas ocasiones es posible rehacer la
historia como una nueva película, basada más ajustadamente en la historia original,
dando como resultado un producto que difícilmente se parece a la primera versión
cinematográfica.
¿Quién está ahí?, de John W. Campbell, es un magnífico ejemplo pura citar.
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Alguien
debería releer realmente esta historia y luego hacer una película ajustada al concepto
evocativo de Campbell. El enigma de otro mundo, pese a su popularidad, no era afín de
cuentas tan buena como eso, ¿no creen?
Igualmente, hay rumores de que la Twentieth Century Fox puede realizar una secuela
de Ultimátum a la Tierra. Si es así, sería juicioso por su parte que releyeran El amo ha
muerto antes de empezar a filmar. Quizá decidieran meter directamente las páginas
dentro de la cámara.
Categoría: Lengua y Literatura,
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