Una historia romántica que nos traslada a la Inglaterra de principios del siglo XIX.
En el campo de batalla, el coronel Aidan Bedwyn atiende a las últimas voluntades de un capitán moribundo; éste le pide que se haga cargo de su hermana, y para cumplir su promesa, tendrá que casarse con ella, o de lo contrario la joven perderá su herencia y se verá condenada a la ruina.
Es el mes de abril de 1814 y el coronel lord Aidan Bedwyn, tras derrotar con su ejército a los soldados de Napoleón en Toulouse, podrá regresar a Inglaterra. Pero la alegría del triunfo se ve empañada por una triste pérdida. El valiente capitán Morris, su mejor amigo, que en más de una ocasión le salvó la vida en el campo de batalla, ha muerto en combate.
Antes de expirar, Morris le ha pedido algo que él cumplirá mucho más allá de lo que imaginaba. Cuando regrese a su país, Aidan deberá ir a ver a Eve Morris para notificarle personalmente la muerte de su hermano. Deberá transmitirle el deseo del difunto de no llevar luto por él y, sobre todo, deberá convertirse en su protector incondicional.
Para alivio de Aidan, la joven Eve vive cómodamente en una preciosa finca heredada de su padre. No parece necesitada de protección. Además, Eve y Aidan no han congeniado en este primer encuentro. Para la joven, el amigo de su hermano no es más que un aristócrata arrogante. En verdad será su salvador, porque Aidan acaba de descubrir una extraña cláusula en el testamento del padre de Eve: si su hija no se casa en el plazo de un año, perderá todos sus bienes. Y ese plazo está a punto de expirar...
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