Los 120 días de Sodoma o la escuela de libertinaje es quizás la más grande obra del Marqués de Sade. Fue escrita en 1785 durante su encierro en la prisión de La Bastilla. Realizada durante treinta y siete noches en un rollo de poco más de doce metros de longitud, fue extraviada durante el saqueo de La Bastilla a causa de la Revolución Francesa, por lo que sus últimas tres partes, que esencialmente son planeaciones debido a la escasez de recursos, no fueron desarrolladas y la obra como tal nunca fue consumada. No se supo de ella públicamente sino hasta 1904, año en que fue editada por primera vez. A partir de 1930 la obra obtendría mayor difusión y es así que, a pesar de ser en realidad una suerte de borrador, se consolida como una de las obras más representativas del Marqués de Sade y de la literatura erótica.
Esta extensa narración nos cuenta la historia de cuatro poderosos libertinos que, a pesar de llevar una vida de abundantes desenfrenos deciden cumplir una última fantasía: crear un paraíso de libertinaje. Basados en una ley establecida a favor de su placer, la historia avanza a la par de seiscientas narraciones que, divididas en cuatro partes de 125 "pasiones", cada una a razón de la naturaleza de su contenido, progresivamente aumentan el nivel de lujuria y crimen, la creatividad y cierto humor negro que a su vez, son el motor de esta historia.
La interminable ola de crímenes, atrocidades y aberraciones que Sade nos describe en su obra, no solo son el resultado de una "mente degenerada" (o más bien realista), sino también de un contexto, aquel mundo oculto en la oscuridad que, aunque pensemos que solo existe en una imaginación retorcida y juzgamos imposible, resulta ser no más que la cruda realidad que no desistimos de negar a la luz del día. Así, Los 120 días de Sodoma se convierte en la representación exacta de los límites (o sin límites) del hombre cuando se halla sin ley ni moral alguna que, convertido en animal, vive con el único fin de satisfacer sus deseos y placeres.
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