Un experiodista con inclinación por el sadomasoquismo, un asesino en serie al que le motivan el castigo y la dominación... Cuando al investigador y al criminal les atraen los mismos juegos, la caza es un asunto personal.

La noche no ha ido como esperaba. Ha sido una cita accidentada la que lo ha llevado de vuelta al hotel con los pies empapados y la nariz sangrando. La habitación de enfrente tiene puesto el letrero de «No molestar» pero la puerta está mal cerrada y la curiosidad es uno de sus peores defectos. Un defecto útil, según se demostró en sus tiempos como periodista. Pero ahora Harry Svensson piensa que quizá habría sido mejor pasar de largo: en la cama revuelta, rodeado de botes de cerveza, un famoso cantante de blues ronca inconsciente junto al cadáver de una mujer.
Sin proponérselo, el inesperado descubrimiento arrastra de nuevo a Harry a su antigua profesión y pronto se encuentra inmerso en la implacable caza de un asesino con el que comparte más aficiones de las que le gustaría. Harry no solo tendrá que detener a un sádico criminal que es sorprendentemente similar a él. También tendrá que arreglárselas para hacerlo sin dejar al descubierto sus secretos más oscuros.

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