El libro esta dividido en dos partes, una primera parte que corresponde a la “historia verdadera” y la segunda a otra “historia inventada”. Esta partición, según el autor, se debe a que uno de los objetivos que se propone es llevar a cabo una reelaboración de la historia de Israel que tenga en cuenta no solo los aportes realizados por la arqueología y la reconstrucción netamente histórica, sino también por la fuente bíblica, no tanto por la cronología que utiliza sino justamente por la singularidad que presenta su conformación como pilar para la fundación de una nación y de un religión (prefacio, pag. XI).
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