Nada humano es ajeno a ALDOUS HUXLEY, quien en Mono y esencia nos muestra otra faceta de su talento y aborda en forma originalísima uno de los problemas más angustiosos de nuestro tiempo: los terribles peligros que corre la humanidad en la era nuclear. El genial novelista y ensayista inglés recurre a la imaginaria transcripción de un imaginario guión cinematográfico condenado a la incineración en Hollywood para presentarnos un cuadro aterrador de lo que puede ser el resultado de una Tercera Guerra Mundial, de una conflagración atómica. Estamos en el año 2018, y una expedición neocelandesa -Nueva Zelandia, país remoto, de importancia estratégica desdeñable, escapó a las consecuencias directas de la catástrofe- parte para hacer un nuevo descubrimiento de América del Norte. Encuentra una región poblada por seres física y espiritualmente degenerados, como consecuencia de la espantosa destrucción y de las mutaciones biológicas que la radiación ha provocado. Las mujeres engendran monstruos y la sociedad es una especie de demonocracia regida por sacerdotes eunucos que rinden culto a Belial. El neocelandés doctor Poole, que ha caído en manos de estos seres, y Loola, el “vaso de impiedad” -según se llama a las mujeres-, huyen, jugándose la vida, de este mundo espeluznante. Han descubierto el Orden de las cosas, la esencia que distingue al hombre del mandril.

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