Todo el mundo debería temer únicamente a una persona, y esa persona debería serél mismo.Esta era la frase favorita del Operador.El Operador había hablado mucho también de amor, diciendo que la persona mástemida debería ser también la más amada.El hombre conocido por algunos como X o el Misterioso Extraño no se amaba ni setemía a sí mismo más que a los demás.Había tres personas a las que había amado más de lo que pudiera haber amado acualquier otra.Su esposa, ahora muerta, a la que había amado pero no tan profundamente como a lasotras dos.Su madre adoptiva y el Operador, a los que había amado con igual intensidad, o almenos así lo había creído en su tiempo.Su madre adoptiva estaba a años luz de distancia, y no había tenido que tratar con ellahasta ahora y probablemente no tuviera que hacerlo nunca. Ahora, si ella supiera lo que élestaba haciendo, se sentiría profundamente avergonzada. El que él no pudiera explicarlepor qué estaba haciendo aquello, justificándose así a sí mismo, todavía lo apenaba más.Aún amaba al Operador, pero al mismo tiempo lo odiaba.Ahora X aguardaba, a veces pacientemente, a veces impacientemente o furiosamente,al fabuloso aunque auténtico barco fluvial. El Rex Grandissimus se le había escapado.Ahora su única posibilidad era el Mark Twain.Si no conseguía subir a bordo de ese barco... no, el solo pensamiento era insoportable.Tenía que hacerlo.
Disponible también para ver online en HTML. Una vez en la página clicar en: VER HTML - Descargar PDF.
Para ver más información debes estar identificado / registrado.