Libro No vuelvas a leer a Jane Eyre de Carmen Gómez Ojea: sinopsis, críticas y descargas
mena era incapaz de aguantar aquella charla insustancial. Por eso se marchó de puntillas. Se fue lejos, igual que hacía Jane Eyre cuando se sentaba junto a la ventana, las noches de fiesta, mientras el señor Rochester bailaba con Blanca Ingram. Olga era Blanca: alta, arrogante, ensoberbecida por su belleza y la admiración que despertaba. Pero, ay, Samuel no podría ser jamás Eduardo Rochester, porque ella no conseguiría nunca que la mirara como el personaje de su novela favorita a Jane Eyre, dado que carecía de su encanto, de su inteligencia, de su coraje y también, ¿por qué no aceptarlo de una vez?, de su delgadez. Debería quemar aquel libro.
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