Por la mañana, la pantalla de radar informó de algo extraño en el espacio exterior.Lockley se despertó a las ocho menos veinte según lo acostumbrado. Dormía sobre unacolchoneta neumática en una ladera de la montaña, rodeado de bosques. No era unacosa desusada. Estaba allí para llevar a cabo una medición lineal con destino a un mapadetallado del Boulder Lake National Park, que se hallaba en construcción. Medir aquellazona, incluso con los más complicados aparatos electrónicos, era una tarea sumamentesencilla para Lockley.Esta mañana al despertarse recordó que había vuelto a soñar con Jill Holmes, lo cualse estaba convirtiendo en un hábito que debía desechar. Sólo la había visto cuatro veces,y ella estaba a punto de casarse con otro. Debía dejar de pensar en la joven.Se desperezó, preparándose para incorporarse. En el mismo instante, estabansucediendo ciertas cosas en varios lugares lejos de allí. En realidad, no se habíaobservado todavía ningún objeto extraño en el espacio. Esto ocurriría más tarde. Pero enel complejo de radar de Alaska, un empleado de servicio fue relevado por otro. Elempleado entrante se hizo cargo del monitor de la gigantesca antena del radar, quegrababa sus observaciones en la cinta magnética.Aquella precisa mañana ocurrió que sólo otro radar escrutaba el firmamento a lo largode la costa del Pacífico. En aquella zona existía la instalación de Alaska y la de Oregón.Era sumamente desusado que sólo operasen aquellos dos observatorios. Losfuncionarios que estaban enterados de ello pensarían que los organismos oficiales habíancometido un desliz. Sin embargo, todo se desarrollaba normalmente. Todo era normal, porejemplo, en el Centro de Información Militar de Denver. La Compañía Agrimensura noveía nada desusado en que Lockley estuviese en su puesto, y otros individuos se hallasenen los lugares correspondientes en la zona que iba a convertirse en el parque nacionalBoulder Lake. También parecía perfectamente natural que hubiese por allí excavadoras,taladradoras, vigilantes, agrimensores, albañiles y otros trabajadores diversos,desayunándose todos cómodamente en el campamento construido para la realización delproyecto. Todo parecía completamente normal en todas partes.Cuando la instalación de radar de Alaska informó sobre algo raro en el espacio, elestado de las cosas, en general, no era alarmante ni tranquilizador. Pero a las 8,02, horadel Pacífico, la situación cambió. A aquella hora, Alaska comunicó que un cuerpo celesteinesperado de considerable tamaño se hallaba fuera de la atmósfera, moviéndose consorprendente lentitud tratándose de un cuerpo en el espacio. Su curso era parabólico yprobablemente aterrizaría en un rincón de Dakota del Sur. Podía ser un bólido... unmeteorito, grande y lento. No era probable, pero el conjunto del comunicado era en sípoco plausible.
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