Ruby podría ser cualquier otra pequeña comunidad de reciente instalación, religiosa, tolerante, trabajadora y generosa. Sólo hay dos cosas que le diferencian: la belleza de todos los miembros que la componen- todos ellos negros- y su desconfianza hacia los forasteros. Esto, unido al esfuerzo por salvaguardar la armonía de la comunidad, es lo que va acrecentando la animadversión de algunos habitantes de Ruby hacia las mujeres que viven en un convento a pocos kilómetros del pueblo. En ese mundo femenino, la ciudad de Ruby intuye una amenaza horrible, y con esta sospecha decide arrancar el peligro de cuajo... pese a que, tal vez, lo que realmente les inquiete sea "la turbulencia de unas mujeres que intentaban domeñar, sin ser pisoteadas, los monstruos que las esclavizaban".
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