Elena siempre fue salvaje, pero últimamente sus acciones rozan lo peligroso. Necesita ser domada, pero Ian no es el hombre para hacerlo. Él no tiene interés en una gata infernal que devora hombres para desayunar... aunque los celos le comieran vivo al verla con un hombre diferente cada noche.
Elena notó el interés de Ian. Y le tiene echado el ojo. Ian cree que ella no es su tipo, pero ella piensa de forma distinta. Es duro e inflexible en la superficie, pero ella sabe que bajo su duro exterior, es un hombre que implora ser liberado. Todo lo que tiene que hacer es dirigirlo hasta que desista de su rígido control y podrá llevarlo a lugares donde nunca ha ido. No va a ser fácil, pero está dispuesta a hacer lo necesario para hacerlo suyo.
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