Clay Forrester había entusiasmada a su novia australiana, haciéndola sentir especial, ingeniosa y atrevida; una persona única para él, cuando desde el principio la utilizó como instrumento de su venganza.
-¡Mientes! Clay me ama -fueron las últimas palabras que Melly gritó a su padre la noche de su enfrentamiento antes de huir.
Durante tres largos años, Melly consiguió evadir el pasado, hasta el día que tropezó con su marido en una situación que no pudo evitar y tuvo que enfrentarse a él.
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